jueves, 16 de mayo de 2013

Antonio Gala.

Y la luna eras tú.
Una luna creciente, blanca, fría.
Mirabas hacia el mar y hacia las cosas
que no eran yo.
Y con cuanto silencio te gritaba
- creciente, blanco, frío yo también-:
Mírame, mírame,
ay, mírame, mirarte...

No hay comentarios:

Publicar un comentario