miércoles, 24 de julio de 2013

Contaminada libertad

Tormentas de sal que acunan este enjambre de brillante lodo, de estruendoso pastizal.
El hombre, causante de maldades caóticas, de efímeras desdichas que aumentan con las canas, para luego una a una caer al son de un requiem de infectuosa soledad. O tal vez realidad.
Lluvia, tormenta, truenos, rayos y relámpagos acompañando a millones de gotas enfurecidas que se estrellan contra el petróleo terráqueo inventado por el homo sapiens.
Ellas , aunque furiosas, conocen el don de la liberté, aquella, que oh nosotros humanos, tratamos de amordazar.
Y me perdí.
Y jamás fui tan libre. Y jamás fui tan feliz.
Y al perderme me encontré. Y con ello resucité. Y con ello volé.
¿Dónde? Como voy a saberlo si voy sin rumbo. Sin viento favorable que me guíe.
¿Pero ves aquello? No? Yo tampoco.
¿Verdad que no es reconfortador? ¿Verdad que ahora aprecias más la brisa
 acariciándote las mejillas? El aroma del mar? Los destellos de las olas?
La influencia de la luna sobre las mareas?
¿Aún no entiendes lo bueno de perderse?
Pues entonces visite usted a un loquero. Y pídame cita monsieur.





lunes, 8 de julio de 2013

Se fue.





Y que esto es diferente cariño, que el rumbo ha cambiado, que lo que antes era rojo
ahora es morado, y que tu frescor se ha evaporado.






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El espejo de los miedos.

+ No quiero mirarme al espejo. No me gusta. Me da miedo.
- Venga no me jodas tia, ¿te has vuelto una superficial?
+ No. Sabes bien que no me importa el aspecto físico de las personas. Me da igual. Pero tengo miedo a mirarme al espejo. No es miedo a una apariencia física. Es miedo a lo que hay detrás de ese montón de carne y huesos. Es miedo a lo que reflejan mis ojos. Es miedo a la hipocresía de la sonrisa que dibuja. Es miedo a la inexpresión. Es miedo a una mirada fría, vacía.
El espejo es el fiel reflejo de los miedos. No engaña. Lo que está ahí está. Es el espejo quien te lo hace ver. No puedes modificarlo. No puedes engañarle. Por eso le tengo miedo. Le tengo miedo porque sé qué es lo que me voy a encontrar, y el resultado no me gusta. y el espejo no se encarga de maquillarlo, no.
A diferencia de las personas, el espejo no miente. Cuenta hasta las más crueles verdades con solo ojearle. No trates de huir, pues el espejo siempre estará ahí, acechando, esperando a que un día vuelvas a mirarte y te muestre todo lo que sientes, todo lo que vives, todo lo que eres.
¿Crees que mirarse al espejo siempre es malo? No. No siempre lo es. Pero ego por el momento, no quiere mirarse al espejo.

El oro de la república.

Un día, un amigo, un lector, un poeta escondido, me dio a conocer sus palabras, una de sus creaciones literarias. Es de especial agradecimiento que eligiera este pequeño hueco creado en uno de los inventos de la Edad Contemporánea para que aquí reposaran sus palabras.
No se si habrá hecho una buena o una mala elección eligiendo este lugar para proyectarse, pero reitero en mi agradecimiento por ser lo elegido y mis disculpas por tardar tanto en dar a conocer estos versos.
Sin más dilación, os dejo con  El oro de la República, y que aunque el autor prefiera mantenerse en el anonimato, lo llamaremos Max Wasikowska.



El Oro de la República.

A las  "Mujeres de negro".


La niebla del otero ahoga la voz del cautivo.
Todos los corazones se agitan en su sangre,
y en su seno levita un anhelo suspendido,
de besos en el aire.
*
Ven le morir de cárcel y han tirado la llave.
Se derriten las rejas al olor de tu aroma ,
valiente defensor de aquel país sin ave, 
víctima de las bombas.
*
Partir la rama seca no dará savia nueva,
el sabor de tu boca es la ilusión de mis hambres,
la Luna oculta una España mutilada y tuerta,
derrotada y sin sangre.
*
Derramaron la sangre para ocultar las huellas.
Regocijo cainita por la inmensa masacre.
Buscadores del Oro : " ¡Buscadlo en las cunetas!"
O en la Tierra de Nadie.
*
Cementerio de tumbas de olvidados soldados.
Enterrados en dunas esqueletos sin vida.
Las tapias hablan, y hablan de gritos y disparos,
de sangrantes heridas.
*
La potencia de todos aquellos inocentes,
renacerá en los campos cubiertos de amapolas,
y brotarán los mimbres vistiendo tallos verdes,
en sus más altas copas.
*
Allá donde la sosa salinizó la tierra,
primaverales lluvias arrastraron los lodos,
una esperanza libre crece verde en la vega,
yo nado en el arroyo.


Max Wasikowska

sábado, 6 de julio de 2013

Llevas el abrigo?

+¿Llevas el abrigo hija?
-Mamá, voy a salir, no seas pesada, siempre la misma historia. Si no lo llevo y hace frío, será culpa mía.
+Ahí fuera acechan muchos peligros.
-No va a pasarme nada mamá.
+Aún eres joven y no sabes de la vida.
-Ya lo sé. Quiero conquistar el mundo y aún no he salido del cascarón.
+Quieres conquistarlo todo y no puedes.
-No mamá, lo que quiero es ser libre y no estar atada a nada. Quiero disfrutar, volar si es necesario y siento que aún no he roto el cascarón.
+Pues no lo rompas hija. El cascarón te servirá de escudo, de protección ahí fuera.
-Pero no quiero llevarlo! Quiero poder correr desnuda sin la necesidad de llevar nada encima.
+No te apresures, la vida ya se encargará de ir rompiendo tu cascarón ella sola. ¿Qué necesidad tienes de romperlo tú antes de tiempo?
-Porque pesa mamá. No puedo ir cargada con mi alma y este escudo que quieres que lleve. Pesa demasiado y yo no tengo fuerza para llevar ambas cosas. No puedo.
+Pues deberías. Fíjate en las tortugas. Todo el día llevando su caparazón a cuestas. Ellas les llaman su casa, pero es únicamente un caparazón. Y nadie las hace daño. No pueden hacerles daño porque no pueden atravesar ese enorme escudo que tienen. Viven felices. Y tú, vives feliz sin caparazón?
-No quiero ser una tortuga mama, quiero ser la liebre que danza a su aire por el monte. No se si vivo feliz o no porque reniego del caparazón. Tengo que enfrentarme a lo que hay ahí fuera.
+Y si te hacen daño? Si rompen tu coraza de cuajo?
-Sufriré. Pero es la vida. La vida no está hecha solamente para sonreír. Hay baches.
+No has entendido nada. No volveré a preguntarte si llevas o no el abrigo por si hace frio porque veo que no entiendes que a lo que yo llamo abrigo, realmente es caparazón. Lo que quiero que lleves es un escudo para que no te hagan daño.
-Sabes bien que nunca llevo abrigo. Y si ese frio ves que me ataca, lo pasaré. Pasaré frío y sufriré. No me quedará otra mas que joderme. Buscare candela junto a las tortugas galápago. Al fin y al cabo son las mas sabias, pues ninguna de las de su especie vive tantos años.
+Y si no te acogen?
-Mamá, te seré sincera. Hubo un tiempo en el que acostumbraba a llevar caparazón. Y se rompió. A medida que creía que se hacía más opaco, más se iba rompiendo. Fui una ilusa. Se rompió. Se hizo añicos. No me sirvió de nada porque supieron atravesarlo. Llevé el peso del caparazón durante mucho tiempo y no me sirvió de nada mamá. De nada. Se rompió.
+Y mientras lo llevabas , que pensabas?
-Que era invencible, que me comía el mundo, que nada ni nadie podía tocarme ni hacerme daño. Y no sirvió.
+Llévate el abrigo esta noche anda.
-Hace una noche cálida. Fíjate en la luna. El cielo está despejado y la luna brilla. Es mi luna mamá. La tres cuartos. No es luna llena. Y por eso es la mía. Es mi pequeña luna. Ella me entiende. Nos hemos visto muchas veces.
+Pero aún no me has contestado hija, ¿eres feliz?

-Me marcho mamá. Llego tarde y mis amigas y la luna me están esperando. Volveré al amanecer.