miércoles, 24 de julio de 2013

Y me perdí.
Y jamás fui tan libre. Y jamás fui tan feliz.
Y al perderme me encontré. Y con ello resucité. Y con ello volé.
¿Dónde? Como voy a saberlo si voy sin rumbo. Sin viento favorable que me guíe.
¿Pero ves aquello? No? Yo tampoco.
¿Verdad que no es reconfortador? ¿Verdad que ahora aprecias más la brisa
 acariciándote las mejillas? El aroma del mar? Los destellos de las olas?
La influencia de la luna sobre las mareas?
¿Aún no entiendes lo bueno de perderse?
Pues entonces visite usted a un loquero. Y pídame cita monsieur.





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