sábado, 6 de julio de 2013

Llevas el abrigo?

+¿Llevas el abrigo hija?
-Mamá, voy a salir, no seas pesada, siempre la misma historia. Si no lo llevo y hace frío, será culpa mía.
+Ahí fuera acechan muchos peligros.
-No va a pasarme nada mamá.
+Aún eres joven y no sabes de la vida.
-Ya lo sé. Quiero conquistar el mundo y aún no he salido del cascarón.
+Quieres conquistarlo todo y no puedes.
-No mamá, lo que quiero es ser libre y no estar atada a nada. Quiero disfrutar, volar si es necesario y siento que aún no he roto el cascarón.
+Pues no lo rompas hija. El cascarón te servirá de escudo, de protección ahí fuera.
-Pero no quiero llevarlo! Quiero poder correr desnuda sin la necesidad de llevar nada encima.
+No te apresures, la vida ya se encargará de ir rompiendo tu cascarón ella sola. ¿Qué necesidad tienes de romperlo tú antes de tiempo?
-Porque pesa mamá. No puedo ir cargada con mi alma y este escudo que quieres que lleve. Pesa demasiado y yo no tengo fuerza para llevar ambas cosas. No puedo.
+Pues deberías. Fíjate en las tortugas. Todo el día llevando su caparazón a cuestas. Ellas les llaman su casa, pero es únicamente un caparazón. Y nadie las hace daño. No pueden hacerles daño porque no pueden atravesar ese enorme escudo que tienen. Viven felices. Y tú, vives feliz sin caparazón?
-No quiero ser una tortuga mama, quiero ser la liebre que danza a su aire por el monte. No se si vivo feliz o no porque reniego del caparazón. Tengo que enfrentarme a lo que hay ahí fuera.
+Y si te hacen daño? Si rompen tu coraza de cuajo?
-Sufriré. Pero es la vida. La vida no está hecha solamente para sonreír. Hay baches.
+No has entendido nada. No volveré a preguntarte si llevas o no el abrigo por si hace frio porque veo que no entiendes que a lo que yo llamo abrigo, realmente es caparazón. Lo que quiero que lleves es un escudo para que no te hagan daño.
-Sabes bien que nunca llevo abrigo. Y si ese frio ves que me ataca, lo pasaré. Pasaré frío y sufriré. No me quedará otra mas que joderme. Buscare candela junto a las tortugas galápago. Al fin y al cabo son las mas sabias, pues ninguna de las de su especie vive tantos años.
+Y si no te acogen?
-Mamá, te seré sincera. Hubo un tiempo en el que acostumbraba a llevar caparazón. Y se rompió. A medida que creía que se hacía más opaco, más se iba rompiendo. Fui una ilusa. Se rompió. Se hizo añicos. No me sirvió de nada porque supieron atravesarlo. Llevé el peso del caparazón durante mucho tiempo y no me sirvió de nada mamá. De nada. Se rompió.
+Y mientras lo llevabas , que pensabas?
-Que era invencible, que me comía el mundo, que nada ni nadie podía tocarme ni hacerme daño. Y no sirvió.
+Llévate el abrigo esta noche anda.
-Hace una noche cálida. Fíjate en la luna. El cielo está despejado y la luna brilla. Es mi luna mamá. La tres cuartos. No es luna llena. Y por eso es la mía. Es mi pequeña luna. Ella me entiende. Nos hemos visto muchas veces.
+Pero aún no me has contestado hija, ¿eres feliz?

-Me marcho mamá. Llego tarde y mis amigas y la luna me están esperando. Volveré al amanecer.

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