miércoles, 20 de marzo de 2013

Ha caído la primera


Ha caído la primera gota, la innombrable, la prohibida, la maldita.
Se ha deslizado entre las largas pestañas y finalmente ha caído.
Luchó por no hacerlo. Se contuvo ¡joder que si se contuvo! Pero no logró vencer la tentación. Aquel rostro le llamaba, le seducía, era tal la atracción de esa gota con ese rostro que terminó por unirse a él.
La gota pensó que nació del iris, de los ojos que la albergaban, pero llegó al corazón, y se solidificó cuando de la boca del latente la palabra hija sonó.
Juré que JAMÁS volverían a caer gotas de mis ojos. Y aquí estoy , una vez más engañándome a mí misma, otra vez rompiendo las reglas que yo misma me puse, violando las inquebrantables y echando a perder todo el trabajo , todo el valor por el que luché a capa y espada.
Se fue.
Se esfumó.
Y aquí quedamos de nuevo, el recuerdo y yo. Las caricias remotas y la imaginación.
¿El perdón? ¿Dónde quedó el perdón?
Otro ser violado, arrastrado y ninguneado.
El corazón se viste con harapos, y vuelve a lo que era antes, despojos, despojos de una vida extinta, imaginada, soñada y acabada.

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